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miércoles, 2 de diciembre de 2009

El resfriado y la gripe (II). El Sistema Inmunitario.


La primera, y a la vez más importante barrera contra los virus responsables del resfriado es la mucosa de las vías respiratorias; las células de la mucosa producen constantemente una secreción líquida que retiene virus, bacterias, partículas de polvo y pequeños cuerpos extraños inhalados.

Otras células (los cilios) tienen un mecanismo de defensa específico que permite evacuar estas mucosidades. Mientras las medidas de defensa de la mucosa funcionen sin dificultad, ni virus ni bacterias suponen un peligro serio para nosotros.

Pero si las medidas de defensa de la mucosa dejan de funcionar, los virus pueden penetrar en las células y multiplicarse en ellas. En cuanto esto ocurre la célula atacada forma interferón, una sustancia que inhibe la multiplicación de los virus en las células circundantes. Y si esto no es suficiente, actúan los fagotitos destruyendo a las células infectadas. El cuerpo además es capaz de defenderse a través de los anticuerpos liberados por los linfocitos, células de reconocimiento de virus y bacterias.

Algunas medidas naturales:

  • Guardar reposo si el malestar o la fatiga son acentuados.
  • Beber abundante agua, ya que fluidifica las secreciones.
  • Ingerir una dieta ligera en la que no falten zumos y caldos que aporten vitaminas y sales minerales. Hay que evitar el exceso de hidratos de carbono refinados y de grasas animales, pues tienden a debilitar el sistema inmunitario.
  • Ayudarse de sustancias naturales que de forma local, alivien la congestión nasal.
  • Otras medidas que pueden ayudarle es humidificar el aire, realizar vahos con plantas aromáticas como eucalipto y tomillo, o hacer gárgaras con una solución salina.

Vitaminas y minerales:

Hasta la fecha, los únicos tratamientos específicos contra el resfriado están enfocados a prevenir la infección y a combatir las molestias, tales como el dolor de garganta, congestión nasal, mucosidad, tos o estornudos. Son muchos los nutrientes que nos ayudan a potenciar nuestras defensas y a luchar contra los virus una vez que estos ya nos hayan atacado.

La vitamina C constituye una importante arma contra los resfriados. Durante muchos años esta vitamina se ha considerado eficaz para la prevención del resfriado común. Sin embargo recientes investigaciones han confirmado los efectos beneficiosos de administrar este nutriente cuando aparezcan los primeros síntomas del resfriado, aplacando la intensidad o incluso reduciendo la duración del catarro. Suplementar la dieta con ácido ascórbico o Acerola como fuente del mismo, incrementa el nivel de interferón, anticuerpos y linfocitos en sangre. Contribuye así a hacer frente a las infecciones virales y bacterianas, reforzando nuestras defensas y frenando las molestias.

Asimismo, diversas investigaciones proponen al Zinc como otro nutriente alternativo en el tratamiento del resfriado. En base a ello, expertos de la Universidad de Wayne State (Michigan) realizaron un estudio en el cual los individuos que presentaban molestias catarrales y recibieron Gluconato de Zinc, presentaron una menos duración de los síntomas, así como una disminución de su severidad. Parece ser que el Zinc desempeña diversos papeles en el tratamiento del resfriado común; por una parte, se une a proteínas de la superficie del virus e impide de este modo la replicación viral y la formación de la membrana proteica requerida por el virus para atacar a las células. Por otra parte, estimula la producción de interferón, modulando la respuesta defensiva del sistema inmune. Otra teoría propone al zinc como inhibidor del metabolismo de las prostaglandinas, hecho que explica su capacidad para aliviar las molestias del resfriado.

La administración de zinc durante periodos prolongados puede conducir a una deficiencia de cobre, por lo que es conveniente combinar los suplementos de zinc con el aporte de este mineral.

Sin embargo, las vitaminas y minerales no son los únicos elementos con capacidad para combatir las infecciones. Los botánicos llevan largo tiempo ponderando las virtudes de determinadas plantas por sus efectos inmunoestimulantes, antisépticos, expectorantes, antitusígenos, analgésicos o febrífugos. Los componentes naturales de estas plantas fortalecen la resistencia de nuestro organismo y además mitigan o alivian la sintomatología característica.

La Acerola:

Planta rica en vitamina C que incrementa el nivel de interferón, anticuerpos y linfocitos en sangre. Contribuye así a hacer frente a las infecciones virales y bacterianas, reforzando nuestras defensas y frenando las molestias.

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