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sábado, 27 de febrero de 2010
El Silicio, un mineral olvidado.
Según la mayoría de paleontólogos, el hombre moderno se desarrolló en África, hace entre 100.000 y 300.000 años. En estos últimos 100.000 años, los expertos creen que la biología humana no ha evolucionado de manera significativa. En consecuencia, afirman que nuestras necesidades alimenticias son dictadas más por aquellas que nuestros ancestros comieron que no las que comemos hoy en día. Ciertos alimentos de nuestros ancestros han desaparecido totalmente de nuestra dieta moderna, sobretodo los órganos internos, el tuétano, la piel, los tendones, los cartílagos, los pescados óseos y las plantas fibrosas. Al revés de la dieta actual, estos alimentos eran muy ricos en silíceo.
Contrariamente a lo que se ha creído durante mucho tiempo, el silíceo es uno de los doce elementos mayoritarios de la composición elemental de los organismos. El silíceo, incluso en estado de trazas, juega un rol biológico mayor y debe de ser considerado como un elemento esencial de la vida. Es sobretodo necesario para un crecimiento normal en la mayoría de las especies, como así también por su efecto catalizador y por su aporte energético.
La sangre humana lo contiene aproximadamente 10mg por litro. El organismo contiene más o menos 7g. Más que hierro (3 a 3.5mg), mucho más que cobre (100ª 150mg), aún más que cobalto, de níquel, de zinc…
Está presente principalmente en los huesos, las paredes vasculares, el bazo, los tendones, los músculos, las suprarrenales, el páncreas, el hígado, los riñones, el corazón, la tiroides y el timo.
Estudios recientes han demostrado que el feto humano es muy rico en silicio, y que esta reserva es la que producirá la formación de huesos y todos los tejidos de sostén.
El decrecimiento en silicio con la edad de los tejidos más ricos (piel, arterias, timo) es enorme: superior al 80% entre la madurez sexual y el final de la vida.
Según las últimas investigaciones, un déficit o carencia de silicio puede traernos los siguientes inconvenientes:
Dolores y esclerosis del sistema óseo y muscular. (Huesos frágiles, problemas con los Tendones, alteraciones osteoarticulares, retraso del crecimiento, etc.)
Problemas en la piel, los cabellos y las uñas. (Piel deshidratada, envejecida, uñas y cabellos frágiles, etc.)
Deficiencia de elasticidad en las Arterias y en general de las vísceras y del Tejido conjuntivo.
Bibliografía: Laboratorios Dexsil
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